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Massacre se despide de La Trastienda homenajeando a Ozzy - por Luca Marmo Mattiussi

Massacre -Palestina- en La Trastienda, 2 de agosto (CABA)

Massacre se despide de La Trastienda homenajeando a Ozzy

Por Luca Marmo Mattiussi

Afuera el frío era insoportable, pero adentro el calor ya había ganado la pulseada. La sala estaba cubierta de humo: cigarrillos encendidos y la flor prohibida circulando de mano en mano. Cada corte de la música que sonaba por los parlantes aumentaba la impaciencia. El público sabía que el ritual estaba por empezar y comenzó a entonar su famoso cántico “Mandarina, mandarina, mandarina, mandarina, somos todos de Massacre, de Massacre Palestina”. La banda todavía no aparecía.

Pasados 45 minutos de la hora establecida, subieron al escenario. El Walas, vestido como suele estarlo, con una camisa escocesa, bermudas de jean, botas, gorro de lana y una remera que solo le cubre 3/4 de su abdomen, dijo presente y el show arrancó.

El primer tema fue Cae el muro, de su álbum debut Sol Lucet Omnibus (1992). El audio salió apagado, con el volumen que parecía estar al mínimo y el bajo del Topo Armetta desacompasado. Los murmullos se multiplicaban entre el público. A nadie le convencía lo que estaban escuchando. El problema, se puede decir que fue claramente del sonidista, ya que la acústica del lugar es impactante. De igual manera, lo pudo acomodar para el segundo tema. 

Y menos mal, porque fue el más esperado. El hit, Plan B: Anhelo de Satisfacción. El contraste fue brutal. El público se volvió loco, las paredes de La Trastienda parecían querer estar en el pogo. El escenario se transformó en una pasarela colectiva. Los fans se subían, recorrían el escenario desaforados, se tiraban al público y se volvían a subir haciendo Crowd Surfing. Las edades de ese desfile, variaban desde niños hasta adultos que seguían a Massacre desde los 80s. 

El Tordo rompió todos los límites con la guitarra y sus pedales. Como es costumbre, nunca toca las canciones igual a como fueron grabadas en el estudio. Siempre les encuentra un arreglo para que la gente tenga algo nuevo en su oído, algo que los haga sorprenderse y estremecerse con cada nota. La batería de Charly Carnota estuvo ajustadísima. Cada golpe que daba en el bombo hacía parecer que en el pecho tenías un corazón más. 

Después del estallido inicial, Massacre empezó a alternar entre temas nuevos y viejos. Esto se notó en el ánimo de la gente, ya que las canciones más recientes, no son del todo aceptadas por la “pérdida de la esencia”. La banda se alejó un poco del punk, en su último disco Nueve, y esto a los que arrancaron a escucharlos en el skatepark, no les gustó mucho. Apenas se movían las cabezas y sus voces parecían estar tímidas, o sin ánimo de querer cantar. 

La reconciliación llegó con La Octava Maravilla. En ese momento no importaba cuándo ni cómo habías conocido a Massacre, si fue hace 30 años a través de un cassette prestado o ayer por Spotify. 

En medio del pogo se perdió un teléfono que llegó a las manos del Walas. Este tenía un fondo de pantalla de Pink Floyd, por lo que luego de encontrar al dueño, la banda empezó a tocar I Wish You Were Here, mostrando su calidad a la hora de improvisar y su entendimiento arriba del escenario.

Además de clásicos y canciones nuevas, no faltaron los covers. Entre estos se encontraban: Maggie May (Rod Stewart), You Really Got Me (The Kinks) y, con el que cerraron el recital, Paranoid de Black Sabbath en homenaje al recientemente fallecido y padre del heavy metal: Ozzy Osbourne. En este último, la reacción del público fue una mezcla de emociones. Sorpresa, alegría, conmoción y tristeza. Si bien todos celebraron al escuchar ese icónico riff de la intro, a varias personas se les activó el lagrimal. Fue un momento digno de una banda como Massacre, donde hicieron suyo el legendario tema de Sabbath. 

La salida de La Trastienda fue tranquila, con la gente aún sorprendida por la calidad de sonido y la magia del Tordo, comentando lo recientemente vivido.  

La escenografía no se quedó atrás, como ya es un clásico, el grupo subió al escenario con los maniquíes y el show de luces que ofrecieron fue un espectáculo. Eran como rayos de colores que penetraban el alma de uno. 

Aunque fue el primero de tres shows que dará Massacre en La Trastienda este año. Vimos el comienzo de una despedida, ya que la banda anunció que después de estar triple fecha, no tocará más en la emblemática sala de la Provincia de Buenos Aires.